En Wall Street, en el mercado neoyorquino de futuros, comenzó a cotizarse el agua en diciembre de 2020, un giro “peligrosísimo” para el acceso de los más pobres al recurso, según el relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho al agua y al saneamiento, Pedro Arrojo. La tendencia del mundo moderno ha sido reducir el agua a su aspecto económico.
Esto es inexplicable. Puedo imaginar también, tener que comprar algunos kilos de aire y otro tanto de sol cuando voy al súper a comprar arroz, pan, huevos...
El agua, es un recurso necesario para aliviar la sed, para la salud, la producción de alimentos, la generación de electricidad y diversos usos industriales, entre muchos otros usos humanos. Su valoración en términos de dinero infravalora o ignora aspectos difíciles de traducir en una cantidad monetaria.
La falta de conciencia en su papel clave para la existencia misma, es la principal causa de su mal uso y desperdicio. Reconocer, medir y expresar el valor del agua e incorporarlo en la toma de decisiones son fundamentales para lograr una gestión sostenible y equitativa de los recursos hídricos.
Creo que algunos han enloquecido, creo que el virus no es tan peligroso para nuestra civilización como lo somos nosotros mismos. Creo que podemos descivilizarnos para crearnos nuevamente como simples integrantes de la naturaleza, aprendiendo otra vez que todos somos parte del cuidado de un planeta que llamamos Tierra pero su mayor porcentaje es agua.